Jorn Ützon: una historia de contrastes. Casa propia en Hellebaek.
La historia de hoy va sobre este arquitecto cuya obra y sus atmósferas nos impactó en el momento que unos compañeros y yo decidimos hacer una maqueta de su propia vivienda. Y es que el maestro danés, pese a ser conocido por ser artífice de la monumental obra de la Ópera de Sydney, tenía una gran sensibilidad para concebir espacios domésticos de menor escala.
Este proyecto no es de los más conocidos pero es una muestra fehaciente del trabajo que Ützon desarrolló durante sus años fértiles, donde aunó conceptos del Movimiento Moderno, sin olvidar las raíces de una arquitectura del lugar. Y aplicar esto al espacio en el que uno vive, es una sensación única.
La coherencia y lógica constructiva están presentes, con una gran importancia al factor climático. Se trata de minimizar las pérdidas de calor en un clima frío, con gruesos muros en las caras más sombrías, y abriendo transparentes huecos a los rayos del sol. A esto se une la majestuosa implantación en el terreno, quedando abrazado el inmueble por la topografía, lo cual contribuye también a un buen acondicionamiento térmico.
En este proyecto se palpan una serie de contrastes, tan presentes en la obra del danés. Contraste de masas, del lleno y el vacío, la luz y la sombra. Pero también contraste de materiales, en un entorno donde se juntan lo natural y la mano del hombre, transmitiendo la atemporalidad de la piedra y el ladrillo, a los que la madera de pino calma mientras se escuchan los ruiseñores. Las ligeras cubiertas planas descansan sobre pesados muros, mientras que el interior y exterior pierden definición entre sus porches y terrazas.
La ambigüedad entre la cualidad de tosco y fino es inevitable. Una percepción usual en estos espacios, la de sentir la dureza del clima exterior llevada hacia adentro, es contrarrestada por la protección que brindan el ladrillo y la madera. De forma mágica, también contribuyen a este bienestar la directa entrada de los rayos de luz a través de los ventanales.
Y así es como Ützon consigue implantar vida en medio de un claro del bosque, llevando por bandera un organicismo con referencias en su compañero estadounidense Wright, que prescinde de la curva, y hace gala de elementos añadidos, una yuxtaposición inteligente de los volúmenes que hace que nos olvidemos que lo industrial puede sentirse natural.